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El Perù en el Mundial: 36 años son nada y gentil la mirada

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El tiempo es subjetivo. 36 años no llegan a ser ni un suspiro en tiempo geológico, pero podría convertirse en la expectativa de vida humana en un par de décadas, si se imponen esas encantadoras modas orgánicas y antivaxers. En tiempo futbolero equivale a nueve Mundiales, lo que significa que desde la última clasificación peruana, mientras nos ahogabamos en las peleas entre barristas de equipos penosos luchando por alcanzar la "gloria" en el campeonato Descentralizado, se iba dado el apogeo y retiro de Maradona, Baggio, Zidane, Romario, Ronaldo, Matthaus, Platini, Chilavert, Valderrama, Xavi, Roger Milla, Davids, Okocha, Batistuta y hasta el "Niño" Torres. Cayó la Unión Soviética y emergió Putin. Cayeron las Torres Gemelas y emergió Trump (Con lo que fue mucho más que unos edificios lo que se perdió). Colombia perdió a Escobar, pero ganó a Maluma. El Perú pasó por Alan, Fujimori, Toledo, Humala y PPK y, sorprendentemente, es Venezuela la que no ha resistido.  Muriero

El Grupo de la Muerte (En Vida) del Mundial

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Corría el año 2014, Colorado se convertía en el primer estado de USA en vender marihuana con fines recreacionales, el Papa Francisco canonizaba a su colega el peregrino,  y Luisito Suarez escogía el peor día para demostrar su fanatismo por The Walking Dead en el hombro de Chiellini. Para muchos, su carrera había terminado con ese mordisco. Difícilmente el Barcelona podría aceptar a un personaje tan ajeno al buenrollismo imperante en la época post-Guardiola. Pero Messi lo quería y si a él le importa un pito la corrección política, no habrá catalán que ose contradecirlo. Cuatro años después, la carrera de Luisito no solo no se opacó, sino que se volvió parte del MSN, un tridente goleador que será recordado en cada documental de tridentes goleadores que se produzca de aquí al fin de los tiempos. Entonces, asistimos a un nuevo Mundial en el que Uruguay vuelve con la garra de siempre (y el colmillo, si me permiten), dispuesto a recuperar su lugar entre los grandes. ¡No por nada tiene d

La selección del 98 y la casi clasificación

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Aunque usted no lo crea, hubo un tiempo muy largo entre finales del siglo pasado y comienzos de éste, en el que la gastronomía del Perú era más sinónimo de disentería que de cocina chic y la selección de fútbol no jugaba a clasificar sino a alcanzar cinco puntos en la Eliminatoria (lo que varias veces no se pudo). Como ya sabemos, la felicidad está en el deporte y en la comida, así que éramos un país muy triste, tanto, que lo sombrío de la Generación X nos parecía de un optimismo insoportable. Si a eso le sumas algunas nimiedades como la quiebra del estado, la hiperinflación, la corrupción masiva, el terrorismo y la pobreza extrema de dos dígitos, la vida no era de lo mas agradable en este país.  Sin embargo, toda independencia tiene a su Tupac Amaru y así como antes de Gastón tuvimos a Don Pedrito; la selección de Gareca tuvo a la de Oblitas y su heroica gesta para el Mundial del 98, gracias a la que casi clasificamos. Esa eliminatoria marcó tanto al país, que la cultura del “Cas

Coliflor molida y masa de pizza

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La pizza, ese invento italiano que marcó el inicio de la globalización décadas antes de la existencia de la Internet, ha conquistado, sin temor a equivocarnos, al mundo. Por su simpleza y personalización puede adaptarse, prácticamente, a cualquier gusto, a cualquier nacionalidad, a cualquier estrato social y a cualquier régimen alimenticio. Incluso los veganos inventaron curiosas variantes con tofu y otros sustitutos de queso, para no quedar fuera de la fiesta perpetua que significa el saborear un trozo de pizza. Sin embargo, como todo placer que te puede ofrecer la vida, los humanos somos expertos en buscarle la culpa: -¿Tienes idea de cuántos carbohidratos le estas endilgando a tu estómago? - ¿No sabes que los lácteos pueden causar autismo y depravación sexual? - ¿Acaso no es cierto que los tomates tienen tantos pesticidas que su consumo en la pizza puede convertirte en el Toxic Avenger?  Por eso se nos insta a cambiar ese manjar por “deliciosas” opciones saludables como basto

El Madrid y la Champions: Una Oda al Compromiso

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La Champions es, luego del Mundial, el evento más importante en el mundo del fútbol. No hay apasionado de ese deporte que no sienta unas cosquillas en el estómago cada vez que siente tocar su famoso himno. La Champions desata pasiones a un nivel mucho mas alto que, incluso, la muy venida a menos Copa Libertadores. La Champions es el espectáculo por antonomasia y, como tal, las cantidades de dinero que mueve son desorbitantes. Sin embargo, no solo de nombre vive esa competencia. Los mayores ingresos provienen de los derechos televisivos y todo el movimiento periodístico y comercial que se desarrolla alrededor de cada partido. Y la gente quiere espectáculo, pero mucho mas que eso, quiere ver a futbolistas conocidos. En los últimos años, el panorama ha sido dominado por el Barça y el Real Madrid, que han acaparado casi todos los títulos. Entonces, la plebe, el vulgo, el populacho, se ha acostumbrado a ver a alguno de ellos, o a los dos, en una cruenta batalla hasta instancias finales.

Porque la vida es como un pan con chicharrón en el estadio

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Ya sea por tu edad, por tu pobreza, por tu fealdad o por cualquier otra razón; en algún momento el sexo deja de ser el centro de tu vida y es allí cuando el vacío que deja en tu corazón tiene que ser llenado por los dos más grandes placeres sustitutos que la vida puede ofrecerte: La comida y los deportes. La primera se encarga de reemplazar el aspecto físico, el placer orgánico de la cópula, la saciedad orgásmica de tus sentidos. Por su parte, el fútbol (o el deporte masivo y popular que tu país prefiera) se encarga del vacío espiritual, de la frustración, de la furia que te dejan sobre la piel, en la garganta y en los puños la abstinencia, la anorgasmia, la impotencia o el aburrimiento. Entonces, si juntamos comida y deportes, descubrimos con fruición, que aún podemos despertar cada mañana con alegría. Que aún tenemos justificación para levantarnos y enfrentar los diversos y, generalmente, abrumadores problemas que nos tocara enfrentar en las siguientes horas. ¡Que importa el semi